jueves, 3 de julio de 2008

Surgimiento de los sistemas nacionales de educación

El sistema educativo, tal como lo vemos actualmente, no es una “creatio ex nihilo”, sino que es producto de múltiples factores que intervinieron sobre, con y desde él.

En la Edad Media existían colegios pero no eran abiertos a todos, ejemplo de ellos son los colegios donde se formaban los monjes, sólo quien continuara en la senda monástica podía acceder a una educación formal.

En esa época el sistema político dominante era el “feudalismo” -concesión de tierras y/o trabajo a cambio de una prestación política y militar. Era un contrato sellado por juramento de homenaje y fidelidad. De todos modos, hay que aclarar que tanto el Señor como el Vasallo eran hombres libres, hecho por el cual se diferencia del “Régimen Señorial”. Este sistema alcanzó su punto culminante en el S. XIII y desde allí comenzó su decadencia.

Ahora bien, qué condiciones fueron necesarias para que surgieran las “organizaciones estatales” y no diversos “poderes locales” o se acrecentase el poder de la Iglesia?.

En el S. XIV comenzó a gestarse una crisis que afectaría profundamente el sistema feudal. La población campesina de los señoríos disminuyó y para los señores fue cada vez más difícil obtener los tributos de sus siervos o retenerlos en sus tierras. Los campesinos se fueron a los centros urbanos que resultaban cada vez más atestados de gente. Estos centros urbanos comenzaron a cobrar importancia, no sólo económica por el ascenso de la burguesía y el comercio que dejó de ser de autoabastecimiento para transformarse en un verdadero intercambio de “bienes”, sino también política. De esta manera comienzan a surgir las corporaciones.

Comienza a percibirse un cambio, se deja de lado el “ius sanguinis” y se pasa a depender del “Territorio” (ius soli). Lógicamente, esta “territorialización” da como resultado una concentración del poder político sustentando los gobiernos absolutistas.

En síntesis, la unión de reyes y burgueses, la creciente economía de intercambio, el surgimiento de grandes ciudades y las luchas religiosas terminaron de minar el sistema feudal.

El último gran golpe al feudalismo lo dio la Reforma Protestante. Este movimiento socavó la “jerarquía del Catolicismo”. La Iglesia dejó de ser el garante de todos los sistemas al debilitarse sus títulos para gobernar a “todos”. Además, las luchas que se dieron entre católicos y protestantes favorecieron el surgimiento de otras doctrinas como la de la libertad de pensamiento, tolerancia religiosa, entre otras.

Al quedar desacralizados todos los asuntos públicos queda el camino libre para el “el más terrenal de los poderes: el Estado”[1].

La Iglesia ya no era constituida como la “Madre de todos” entonces la idea de nación comienza a ocupar ese lugar. Naciones formadas por individuos. De esta manera ya quedan constituidos dos de los 5 mitos que legitimarán el Sistema Educativo Estatal.

De esta manera, se comienza a forjar un escenario político inusitado para Europa. Ya hacia finales del S. XVIII comienzan a institucionalizarse todos aquellos símbolos que representarán la identidad nacional de un conjunto de individuos. Así surge, también, el propósito de homogeneizar y estimular el sentido de pertenencia entre los individuos de un mismo territorio y sujetos a la misma autoridad del Estado[2].

“El mayor ímpetu para la creación de sistemas educativos nacionales reside en la necesidad de proveer al Estado de administradores entrenados (…) e inculcar ideologías populares de nacionalidad, y así forjar la unidad política y cultural de los estados nacionales nacientes y cimentar la hegemonía ideológica de sus clases dominantes”[3]

Dependiendo de la influencia del Catolicismo, el método adoptado por el Estado para controlar el Sistema Educativo naciente fue la restricción o la sustitución. La competencia del Estado con otros servicios educativos resultó en una explosión cuantitativa de establecimientos y de matrículas. Además, se profesionalizó la docencia (creación de las escuelas normales) y se unificaron los contenidos en las currícula de cada Estado- Nación.

Más allá de los dos mitos, anteriormente enumerados[4], también se concentraron otros tres mitos para desarrollar el Sistema Educativo Estatal (o de masas), a saber:

1- Mito del progreso constante, alentado por el progreso económico.

2- Socialización de la infancia, lo cual condujo a una mirada distinta sobre la infancia. El niño dejó de ser el hombre pequeño y pasó a constituirse como distinto y necesitado de protección “in via” de ser un adulto.

3- El Estado como protector y garante del Progreso.

De más esta aclarar que estos mitos se entrelazan hasta conformar una de las causas en el desarrollo del Sistema Educativo Estatal.

De esta manera, la unión de Estado y las escuelas fue vital en la construcción de la nación y en el desarrollo de la ciudadanía[5]. Este modelo europeo también fue copiado en el Nuevo Mundo y contribuyó en el hecho de forjar las bases de los nuevos Estados que se independizaban del colonialismo.



[1] TENTI FANFANI, EMILIO. “Sociología de la Educación”. Universidad Nacional de Quilmas. Carpeta de Trabajo. Buenos Aires, 1999. p. 20.

[2] Idem. p. 22.

[3] GREEN, A. “Education an State Formation”, en: TENTI FANFINI, EMILIO. Op. cit. p. 23-24.

[4] Ver Supra, p. 2. Mito del individuo y mito de la nación formada por un conjunto de individuos.

[5] Cf. “Sociología de la Educación”. ENGUITA, MARIANO (ed.). Editorial Ariel. Barcelona, 1999. p. 297 y ss.

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