lunes, 17 de mayo de 2010

La noción de Hegemonía en Gramsci

Para entender el concepto de Hegemonía en Gramsci es necesario ver la significación de Estado para dicho autor, así como también indagar sobre el aspecto consensual de la dominación. El gran aporte de Gramsci es el tratar de desentrañar la complejidad de la dominación burguesa en las sociedades capitalistas y poner de manifiesto la relación íntima entre coerción y consenso, entre dirección intelectual y moral y dominio, entre hegemonía y dominación. Todos los pares anteriormente mencionados están indisolublemente ligados a las bases materiales de producción y reproducción de la vida social.

Para Gramsci, el Estado es igual a “sociedad política + sociedad civil”. Con esto, Gramsci, pretende manifestar de pleno que el fenómeno de dominación en las sociedades capitalistas es un proceso complejo en donde intervienen los aparatos de coerción- es cierto, pero a la manera de un límite último- y otra serie de mecanismos de transmisión ideológica que buscan lograr un consenso con el fin de lograr unas bases sólidas para la ulterior dominación.

Según Gramsci el estado no es el mero instrumento de la clase dominante, sino que –para el ideólogo italiano- constituye un locus donde la clase dominante se unifica y constituye para materializar su dominación mediante una complejidad de mecanismos que garantizan el consentimiento de las clases subalternas.

De esta manera, la supremacía, es algo más que la mera administración de los aparatos coercitivos y represivos del Estado, ella se expresa en formas que exeden los límite del Estado en sentido restringido[1] para abarcar al conjunto – es decir a toda- de la sociedad civil.

En Gramsci “la supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, como dominio y como dirección intelectual y moral[2]. El hecho que prime uno u otro depende las características estructurales de cada sociedad.

Para el autor italiano, es mediante la sociedad civil que las clases dominantes logran consolidad su poder, como lugar donde se difunde su visión del mundo.

Por todo lo dicho hasta el momento, podemos concluir que el Estado en el sentido restringido sería la trinchera del sistema, mientras que la hegemonía tiende a desarrollarse en la sociedad civil.

El énfasis de Gramsci está puesto en el sentido que la clase dominante ejerce su poder no sólo por medio de los métodos coercitivos, sino que logra imponer su visión del mundo, su filosofía, su moral, sus costumbres, en definitiva, una especie de sentido común que favorece el reconocimiento de su dominación por las clases subalternas. Esta es la Hegemonía en el pleno sentido gramsciano.

Un factor importante revelado por Gramsci sobre la hegemonía es la fuerza de convencimiento de las clases dominantes sobre las clases dominadas. Es decir, la clase dominante debe hacerle creer a las demás que ella es la más idónea para asegurar el desarrollo pleno de toda la sociedad. ¿Cómo logra ese propósito?, fundiendo sus intereses particulares con los del interés general. El derecho, en la visión de Gramsci, es un ejemplo de este convencimiento y manifestación de su poder hegemónico[3].

Por último, es necesario destacar el papel que le asigna Gramsci a los intelectuales en el seno de la Hegemonía Dominante. En palabras del mismo Gramsci:

Los intelectuales son los «empleados» del grupo dominante para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y del gobierno político, a saber: 1) del «consenso» espontáneo que las grandes masas de la población dan a la dirección impuesta a la vida social por el grupo social dominante, consenso que his­tóricamente nace del prestigio (y por lo tanto de la confianza) deten­tada por el grupo dominante, de su posición y de su fun­ción en el mundo de la producción; 2) del aparato de coer­ción estatal que asegura «lega­lmente» la disciplina de aquellos grupos que no «consienten» ni activa ni pasivamente, pero que está preparado por toda la sociedad en previsión de los momentos de crisis en el comando y en la dirección, casos en que el consenso espontáneo viene a menos”[4]

Es bueno dejar en claro que no existe una clase independiente de intelectuales, sino que cada grupo social tiene su propia clase de in­telectuales o tiende a formársela”[5].



[1] El Estado en sentido restringido es entendido como el mero conjunto de aparatos que se encuentran por encima de la sociedad y que son utilizados por la clase dominante a su antojo para asegurar su predominio. De más está decir que la noción gramsciana del Estado excede esta visión instrumentalista y reduccionista.

[2] Antonio Gramsci, “Antología”, Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán; Siglo XXI, México 1981, p. 486

[3] Antonio Gramsci, “Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado Moderno” Juan Pablos Editor, México 1978, p. 169.

[4] Antonio Gramsci, “Los intelectuales y la organización de la cultura”, Juan Pablos Editor, México 1975, p. 17-18.

[5] Idem., p. 11.