domingo, 26 de julio de 2009

"Poder y usos de la escritura" y la reestructuración de la conciencia

Vamos a partir comenzando con dos frases:


“…la escritura compite desfavorablemente con otros códigos y medios de comunicación, fundamentalmente los audiovisuales”[1].

“…la función primaria de la comunicación escrita es la de facilitar la esclavitud. El empleo de la escritura con fines desinteresados para obtener de ella satisfacciones intelectuales y estéticas es un resultado secundario, y más aún cuando no se reduce a un medio para reforzar, justificar o disimular el otro[2]

Walter Ong parte de la idea de la escritura como una tecnología, como algo no-natural (lo natural es, en este caso, la palabra hablada). Pero al hablar de la escritura como tecnología, no la degrada, sino que la encumbre, para Ong también, esta tecnología se vuelve natural en los seres humanos mejorando su vida, enriqueciendo su psique o intensificando su vida interior[3]. Pero esta visión contrasta con la segunda frase, la de Lévi-Strauss. Para el antropólogo la escritura no es más que una dominación, de qué?, de las culturas que basan su vida en una tradición oral. Esta dominación de la escritura también es recogida por Michéle Petit al hablar sobre los tabués que debe romper el lector en su intimidad con el libro para liberarse de ellos. Para la gente del campo, la vida trascurría mejor sin la lectura “alienante”.

Borges decía que el verdadero oficio de los monarcas era construir fortificaciones e incendiar bibliotecas[4]. Sin duda que la escritura estuvo controlada, muchas veces, por los poderosos de turno y por ello el tabú o el miedo de someterse a esa práctica se extendió y se sigue extendiendo hacia las clases pobres del mundo.

Según Ong, por siglos, la mayor parte de la humanidad fue ágrafa, y en los pueblos con escritura, la mayor parte de la población era analfabeta. Los sistemas escritos, surgidos por motivos políticos

y administrativos, eran manejados por minoritarias élites educadas, generalmente asociadas a los poderes (religiosos y/o políticos) de turno. Leer y escribir era a la vez un lujo y una bendición. Los escribas eran estimados, y su instrucción los dotaba de un considerable reconocimiento social y económico. La posesión de productos escritos -libros, códices, manuscritos- era otro lujo difícil de alcanzar por clases y grupos sociales de medianos o escasos recursos. De esta manera, las civilizaciones que no “entraron” al mundo de la escritura fueron consideradas de segunda categoría- lo mismo sucede hoy con las clases sociales más bajas ya sea porque no pueden o, lo que es peor, no los dejan ingresar al mundo “cultural” de la escritura[5]

En este sentido la escritura es poderosa y de los poderosos porque ha estado siempre representada por los conquistadores, los ricos, los fuertes. Pero también en otro sentido es poderosa, según Ong, puesto que traslada el habla a un nuevo mundo, el de la vista sensorial, transformando el mundo y el pensamiento[6]. El mundo, luego de la invención de la escritura ya no fue nunca igual.

Por otra parte, Pennac, se pregunta por qué se ha perdido interés en la lectura. Si se parte de la base de la presentación del texto escrito como lo plantea Ong, por qué la gente rehúye de la lectura, si enriquece la psique o si intensifica la vida interior, por qué no se lee?. Es cierto que hoy se prefieren otras tecnologías, más rápidas, más veloces, más estruendosas, más “visibles” que exigen menos desgaste intelectual, menos imaginación porque lo brindan todo[7] y no están asociadas a un centro de “poder” como lo es la escuela. Hoy se escapa de la lectura porque ella recuerda las imposiciones de los maestros que tanto molestaron en la infancia y la juventud[8]. Pero esta cultura de lo electrónico y lo audiovisual no han sido los únicos culpables, para Pennac, de que la gente deje de leer, tampoco es suficiente echarle la culpa a la institución que enseñó a volcar sobre la hoja los pensamientos y el habla. No, en definitiva se trata de un miedo a la interioridad, en este punto coincide con Petit.

De todos modos, no se debe olvidar que, según la perspectiva de Ong, éstas tecnologías que parecen desplazar a pasos agigantados a los hombres de los libros son una especie de oralidad secundaria. La escritura está experimentando el miedo que experimentaron aquellos griegos de cultura oral con el advenimiento de la grafía[9].

Pennac, además, sostiene que el desprecio hacia la lectura se debe también a que la misma ha perdido sus raíces en la oralidad- en este punto la compara con los cuentos de la infancia y con prácticas literarias practicadas por unos pocos docentes. El autor francés sostiene que para revertir esta situación que viven los libros, no basta con escribirlos, no basta con leerlos en la interioridad, no alcanza con leerlos en voz alta, hay que gritarlos[10].



[1] ALVARADO, MAITE et al.Problemas de enseñanza de la Lengua y la Literatura”. Carpeta de Trabajo. Universidad Nacional de Quilmes. Bernal, 2000.

[2] LÈVI-STRAUSS, CLAUDE. “Tristes Trópicos”. Paidós. Buenos Aires, 1988. Cf. También: ALVARADO, MAITE. Op. Cit.

[3] ONG, WALTER. “Oralidad y escritura”. Fondo de Cultura Económica. México, 1993.

[4] PETIT, MICHÈLE. “Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura”. FCE. México, 1999.

[5] Cf. PETIT, MICHÈLE. Op. Cit.

[6] Cf. ONG, WALTER. Op. Cit.

[7] Cf. PENNAC, DANIEL. Como una novela”. Norma. Bogotá, 2004.

[8] Cf. PENNAC, DANIEL. Op. Cit.

[9] Véase: PLATÓN, “Fedro”. Versión digital [fecha de consulta 25 de julio de 2009]. p. 36. Disponible en: http://www.docentes.unal.edu.co/lcsanchezc/docs/Fedro%20(PlatOn).pdf

[10] Cf. PENNAC, DANIEL. Op. Cit.